Puedo decir que conocí
íntimamente a Jorge Sarsale aún antes de conocerlo personalmente. Durante dos meses viví en un departamento en New London en el que había varias
de sus pinturas. Esas imágenes que yo vinculaba tanto con el mosaico
como con el pixel y lo textual, fueron mis compañeras de
departamento en New London, ciudad con la que él había estado conectado unos años antes. Llegue ahí con motivo de la residencia artística expressiones en la que participé en
2014.
Sarsale genera estas obras a partir de la selección y combinación muy meticulosa de fragmentos de papel diversos con los
que arma su propio material. Lo primero que me atrapó de esas imágenes es que me producen una cierta invitación a la lectura cuando
(salvo en algunas obras donde aparecen, por ejemplo, avisos fúnebres)
no hay texto alguno ahí, o mejor dicho no hay palabras ni letras pero es indudable la presencia de tejido.
Nos juntamos a charlar en
Jolie Bistro donde su obra podrá verse (y tal vez saborearse) hasta fines de julio. En los
primeros intercambios me dice que va a pedir cualquier cosa de comer.
Agrega: No me interesan los safaris gastronómicos. Ya me cae genial.
Para comenzar le comento
acerca de mi convivencia con sus cuadros en el departamento y eso dispara la charla hacia la cuestión de las residencias como experiencia
artística, que lo llevaron a producir obra en varios lugares de
Estados Unidos y México entre el año 2002 y la actualidad. Pone el acento en que estos desplazamientos le han dado la posibilidad de concentrarse sólo en su
obra y también la oportunidad de devenir menos urbano (especialmente a partir
de la experiencia de "propiedad horizontal de nidos de hornero" en la
residencia I-Park, USA).
Un movimiento se encadena
con el otro y comienza a contarme su reciente viaje a China. Llego allí invitado
por un coleccionista que esta armando su propio museo y que invitó a
25 artistas de todo el mundo entre los cuales esta él. Me lleva de paseo a través de un relato que incluye una semana en Beijing, noches míticas de karaoke, la Plaza Roja,
visitas al museo en construcción, aventuras (y desventuras) en taxi.
De golpe dispara: La
Muralla China es impresionante, pero a veces en los lugares
turísticos hay tanta gente que creo que ya absorbieron toda la energía que había ahí. Fui a
Machu Pichu en 1973, ahí, en ese momento creo que todavía había algo. Podías sentir y estar realmente en el
lugar.
Mientras conversamos, pienso, intuyo y reveo su obra a mi
izquierda. La miro de reojo o abiertamente. Pinturas de diversas épocas se combinan como partes de un todo que solo llega a verse por momentos, pero que forman una sola obra sin duda, un decir. Hay
algo en esa imagen de toda la pared que yo vinculo con el mosaico (y su tensión pars pro toto)y con algunos programas
generativos de video, que vuelve a confirmar(me) una vez mas que el arte
atraviesa todas las disciplinas si o si.
Y también, que la materia es un tejido
abierto y que Jorge Sarsale, arquitecto que expone en forma
individual y colectiva desde el año 1989 decidió en un momento de su vida re fundarse artista. Hay mucho en su obra que dice eso y vale la pena disfrutarlo.
Antes de despedirnos, le
pido si puede elegir algunos temas para el programa de radio.
- Claro, escucho mucha
música, muy variada. No me gusta el silencio -dice casi al final de
la entrevista, excusa ideal para dejarlos con los sonidos que eligió
para nuestro Activate 90.1 del 18 de junio.
Juan Miceli
Jolie Bistro – Conde 2036 - CABA
todas las fotos por Uly Ziliotto para Chas 35 estudio fotográfico
MUSICA
https://www.youtube.com/watch?v=BftAi42ILvU
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