Intro

Creo que el arte es mezcla de tráfico de experienciasy último refugio de la magia con una cierta otra cosa que ni siquiera intento definir. Desde ese lugar (al que podría llamar saber elemental) genero acciones artísticas que dejan huellas. Así como no puedo evitar cuestionar la división cuerpo / espíritu (?), también creo que mi reptar de disciplina en disciplina (de la escultura al spokenword pasando por la acción, el video y la instalación) es mi manera de dinamitar la división que se trata de imponer entre ellas, inexplicable modo de adiestramiento. Creo que el mismo movimiento se da entre los materiales que elijo para trabajar: del plástico al hueso, en el inter-medio, la carne y el fuego y luego, tejer las excrecencias vegetales. Más allá de la muestra específica del mismo nombre, la suspensión aparece hoy como algo más general en mi estar siendo artista (y en mi vida, claro) porque alude justamente a lo que es/está simultáneamente vivo y muerto, arriba y abajo, pulcro y hediento, humano, animal y divino y que replantea la oposición de estas categorías. Y esto es para mí motor: la existencia de una subversión sistemática de mí mismo, un cierto carácter viral del hacer, una búsqueda justiciera que aúlla: mi máscara es mi rostro.

Juan Miceli, 2012

jueves, 30 de septiembre de 2010

miceliRaptor 2010




MiceliRáptor
Juan Miceli, 2010
Medidas aproximadas: 100x80x30cms
Escultura técnica miasma y ensamblaje de autopartes, cráneo animal y botines Puma@MartinPalermo

Texto a propósito de MiceliRáptor
El desafío se planteó de entrada ante la convocatoria de Objeto A y Puma y debo reconocer que –como es habitual en mi producción artística- no hubo una planificación racional a priori para el desarrollo de esta obra, si no que me dejé llevar por los materiales que me proponían (algunos muy afines a mi obra como el cráneo felino y las redes plásticas y otros más lejanos como los botines, pero el hecho de que fueran de Palermo le agregaba un plus que luego cobraría sentido). Comencé a trabajar con el cráneo fundiéndole plástico y cables y de tanto mirarlo, me vi reflejado en él como en un lago helado. Debo admitir que no pude dejar de pensar en la muerte mientras trabajaba en él y esa mirada me llevo a pensar:


- Algún día voy a ser como él.


Tal vez ese pensamiento fue la chispa que me llevó a arrancarlo de su destino de resto y a transformarlo en algo diferente, en un ser que fusiona la ferocidad animal con la potencia deportiva y la eternidad plástica, un híbrido raptor que ruge sin audio y que se cristaliza en la acción de buscar el gol de perpetuarse.


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