Intro

Creo que el arte es mezcla de tráfico de experienciasy último refugio de la magia con una cierta otra cosa que ni siquiera intento definir. Desde ese lugar (al que podría llamar saber elemental) genero acciones artísticas que dejan huellas. Así como no puedo evitar cuestionar la división cuerpo / espíritu (?), también creo que mi reptar de disciplina en disciplina (de la escultura al spokenword pasando por la acción, el video y la instalación) es mi manera de dinamitar la división que se trata de imponer entre ellas, inexplicable modo de adiestramiento. Creo que el mismo movimiento se da entre los materiales que elijo para trabajar: del plástico al hueso, en el inter-medio, la carne y el fuego y luego, tejer las excrecencias vegetales. Más allá de la muestra específica del mismo nombre, la suspensión aparece hoy como algo más general en mi estar siendo artista (y en mi vida, claro) porque alude justamente a lo que es/está simultáneamente vivo y muerto, arriba y abajo, pulcro y hediento, humano, animal y divino y que replantea la oposición de estas categorías. Y esto es para mí motor: la existencia de una subversión sistemática de mí mismo, un cierto carácter viral del hacer, una búsqueda justiciera que aúlla: mi máscara es mi rostro.

Juan Miceli, 2012

jueves, 11 de junio de 2009

NYLON MANIFESTO


Desde siempre me interesó la resignificación de objetos, creo que fue por una voluntad irrefrenable de arrancarlos de sus fines y destinos preconcebidos y de esta forma cuestionarlos y cuestionarnos.

Tal vez porque siempre tuve problemas de conducta (aunque me sacaba MB en aseo y presentación), en mi océano mental los cables son venas, la textura del plástico derretido me muestra tejido vivo, los muñecos son monstruos, los circuitos son carne y los botones extraños son piedras preciosas.

Llegué a la escultura, a través de la indumentaria (soy diseñador UBA) construyendo prendas que conservaran el cuerpo aún cuando ya nadie las usara: así surgieron armaduras de malla de alambre recubiertas de plástico pet sopleteado con fuego, corsés de plantas artificiales y espejo retrovisor.

Luego , mientras me alejaba del diseño y me acercaba al arte, prescindí de la moldería y de la ausencia de cuerpo, pero en ese retorno del cuerpo a mi obra, nada era como antes. Se haya ido donde se haya ido, el cuerpo volvió a mí mezclado con otras formas: el cuerpo-máquina / el cuerpo-animal que supimos ser / el cuerpo-ciencia, que puede alterarse, mutarse, intervenirse. Tuve ima-genes de hombres con cabeza de ciervo y tentaculos industriales por extremidades. Me pregunté seriamente que era el nylon para mi, que representaba en mi mundo.

Sin duda representa el artificio, el objeto “maligno” del que habla Baudrillard. Es la condensación de nuestro anhelo en el que se mezclan todos nuestros temores y ambiciones: el reemplazo de las fibras naturales, la obsesión por las superficies fácilmente limpiables, el aprovechamiento total de los recursos (y por lo tanto, su jaqueo), y por ultimo pero no menos importante, la polimerización máxima: todos somos all nylon

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